Querido Señor Raúl...mi Maestro, mí Papá del corazón... ésta no es una despedida sólo un hasta pronto. Te llevo en mi corazón... Gracias, gracias, gracias.

Que descanses en la paz de Dios Nuestro Señor Jesucristo. Nunca lo olvidé, ni lo olvidaré.

Gracias por su compañia, en los buenos y, a veces, no tan buenos tiempos! Siempre pudimos contar con su presencia y asistencia cuando lo necesitábamos. Sus Enseñanzas y Consejos para guiarnos en nuestras vidas quedaron grabados en nuestras Memorias. Gracias por Todo, Señor Raúl, y que descanse en Paz merecida...

Mi querido Raúl, una persona que puede decir misión cumplida. Te quiero mucho.